sábado, 6 de agosto de 2011

Sobre la objección fiscal, la insumisión contemporánea y una reflexión insurreccional.

Como contribución al debate sobre la propia existencia del ejército (en la medida en que éste es o no necesario), así como a modo de cuestionamiento total del funcionamiento del mismo (fines, práctica y clase de intereses a los cuales responde), surge un año más la necesidad de plantar cara a la desfachatez que supone el pago con nuestros impuestos de los gastos de un organismo terrorista y asesino que no constituye otra cosa que la manifestación tangible de una problemática que no reside en la defensa de la seguridad nacional frente a supuestas amenazas exteriores que son más mediáticas que peligrosas, sino más bien en la consolidación de un proyecto socioeconómico determinado, origen y fin de un conflicto poliédrico a escala global conocido como la crisis, que lejos de la idea que venden los medios al presentarlo como una coyuntura pasajera necesaria en toda sociedad capitalista para alcanzar el progreso de ésta, define por el contrario un error estructural sin precedente que se revela cada día más lejos de encontrar una solución plausible.

En un marco como el actual donde las recetas neoliberales llegadas de Wall Street son aceptadas sin pudor por parte de lxs políticxs que cumplen a la perfección su función de pauperizar las condiciones de vida del resto de lxs mortales en beneficio exclusivo de la clase dominante, contemplamos día tras día cómo entre retirada de subsidios, reducciones de las pensiones y los salarios, subida de impuestos o la pérdida del poder adquisitivo que nos había prometido su puto Estado de bienestar, esxs miserables se enriquecen sin parar a costa de usurparnos los derechos y libertades fundamentales que nuestrxs antepasadxs murieron y sangraron intentando alcanzar.

De tal manera, consideramos una tomadura de pelo el presupuesto que el Estado español ha destinado este 2011 al gasto militar. Un total de 17.244 millones de pavos, de los cuales, 2.006 milloncejos serían sólo para armamento (cantidad equivalente al gasto aproximado que conllevaría la manutención en España y durante un año de 421.920 pensiones mínimas). España es el sexto exportador mundial de armamento y pese a que esta desgracia de partido sociolisto (se llaman socialistas pero a su partido podría estar afiliado el mismísimo Adam Smith tranquilamente) se llena la boca y de paso el bolsillito con discursos de paz y de democracia made in Washington, ha vendido material militar a varios de los países en los que se desenvuelve un conflicto bélico con intereses imperialistas de las grandes potencias, financiando así la grave vulneración de derechos humanos por parte de la OTAN o los ejércitos paramilitares. Son ejemplos de ello Sri Lanka, EE.UU., Israel, Colombia, Tailandia, Marruecos, Argelia e incluso el régimen dictatorial y genocida de Gadaffi en Libia, al que ahora tanto critican con el oportunismo característico de quien quiere quitárselo de enmedio para poder orquestar la transición hacia una democracia con un gobierno títere que, igual que hacen tantos países, se arrodille ante el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y otras oligarquías financieras maquilladas de organismos internacionales de ayuda que nadie ha votado pero que son quienes de verdad mueven los hilos de esta catástrofe que alguna lumbrera tildó de democracia (jajajajajajaja.... ja, no tiene ni puta gracia).

El ejército ha sido siempre (y lo seguirá siendo mientras exista) una herramienta del poder para intervenir en otros territorios ya sea mediante la participación en una guerra o directamente, usando los medios de comunicación masivos (mass-mierda.. dígoo, mass-media) para justificar la ocupación militar. El único móvil de todo ésto es el ansia de las altas cumbres por controlar los recursos del planeta, cada vez más escasos y artificiales, usando al ejército (compuesto por otro lado por hijos e hijas del pueblo) para garantizar el correcto desarrollo de los planes e intereses de la clase dominante en detrimento de las vidas de la población local (si es que sigue alguien con vida después de sus "humanitarias y magnánimas" operaciones).

Irak, Afganistán y ahora Libia, todas ellas, actuaciones de un marcado carácter imperialista dada la privilegiada situación geoestratégica de los tres territorios, expoliados y violados por la élite occidental.

De todos modos, el rol del ejército en esta globalización de la miseria humana y social derivada del capitalismo no se limita de ningún modo al plano internacional sino que sirve al poder para mantener también controlada y atemorizada a la población propia.

Conviene reparar llegadxs a este punto en un detalle que quizás a muchxs les haya pasado por alto pero que podría interpretarse como un experimento para comprobar la reacción de las masas ante tal descaro al pasarse por el forro constitución y leyes cuando militarizaron el espacio aéreo como parte del Estado de alarma declarado durante la última huelga de controladorxs el pasado mes de Diciembre del 2010.

Analicemos ahora algunos datos inquietantes. A comienzos del S. XX, sólo cuatro ciudades en el mundo superaban el millón de habitantes. Éstas eran Londres, París, Nueva York y Berlín, concretamente. No obstante la reestructuración total y radical del mundo tras la 2ª guerra mundial con innovaciones como internet, la televisión por cable, el turismo y la normalización de los viajes en las vacaciones (factores que aunque no lo parezca, influyeron de manera bestial en la calidad de vida y el mundo contemporáneo) y cómo no, el afianzamiento del Estado del bienestar, terminaron por provocar una salvaje crisis demográfica que hace que hoy en día un total de 372 urbes de todo el mundo superen el millón de habitantes mientras que 45 de ellas han alcanzado el status de mega-ciudades, al albergar en su territorio a más de 5 millones de personas. Ésto acarrea inexorablemente lo que venimos padeciendo desde hace ya varios años, es decir, el aumento de las condiciones de insalubridad y malestar social y la total desestabilización del Estado de bienestar. Así surgen revueltas en países como Grecia, el Norte de África o algunos países del este de Europa en los cuales la situación ha llegado hasta tal punto de surrealismo que las masas, sin nada que perder salvo la paciencia, han salido a las calles dispuestxs a recuperar la dignidad o a morir en el intento, protagonizando cruentos enfrentamientos con los mecanismos represivos del poder que se saldan con decenas de muertes cada día y centenares de heridxs.

En el Estado español todavía tenemos que conformarnos con el movimiento de las acampadas el cual a pesar de todo, está adquiriendo un cariz bastante plausible en ciudades como Madrid, donde al mismo ritmo que se disuelve la pantomima recuperadora y continuísta de Sol, se dinamizan las asambleas en los distintos barrios, coordinándose entre sí y siendo la ciudadanía la que de verdad tome las decisiones, sin burocracia ni partidismos, construyendo espacios autónomos en los que conocerse y perderse el miedo, donde desvelar esos muros de ignorancia y desinformación que tanto se ha esforzado el poder en colocar entre nosotrxs e intercambiando como iguales opiniones y puntos de vista, insistiendo de verdad hasta lograr un cambio real.

Las agresiones del poder son cada vez más notables y evidentes, las caretas se caen y la tecnocracia se derrumba por su propio peso. Por éso, el poder sabe perfectamente que más temprano que tarde, el germen de la protesta se extenderá y su intocable y pulcra democracia de mercado será también pasto de las llamas y de la rabia acumulada durante tantos años de esclavitud asalariada y suicidio cotidiano. Así es todo, la OTAN ha preparado un informe titulado Urban operations in the year 2020 y que daría poder al ejército para intervenir con fuerza letal en caso de insurrecciones o levantamientos populares eventuales, mientras de modo paralelo se paramilitarizan las fuerzas policiales. El capitalismo se fortalece a cada segundo que pasa, desarrolla nuevas formas de controlarnos, de mantenernos dormidxs o atemorizadxs y de conocer de antemano cuál será nuestro próximo movimiento.

Cuando dos personas se pelean, si una asesta un golpe, hará que la otra tenga que defenderse hasta encontrar el momento idóneo de contraatacar. Si no se protege como es debido, recibirá un impacto y lógicamente retrocederá. En cualquier caso, no avanzará mientras esté recibiendo golpes. El capitalismo nos lleva ganando terreno desde tiempos inmemoriales y todo porque no hemos sabido defendernos. No obstante, ha llegado la hora no sólo de defenderse, sino también de tomar la iniciativa y atacar sus centros comerciales, sus bancos, sus instituciones y sedes de partidos y sindicatos cómplices y en definitiva, de reducir a cenizas este mundo enfermo y psiquiatrizado en el que sólo somos códigos de barras existiendo en ningún sitio, sin sueños y sin aspiraciones más allá que la de superar al/a la vecinx de al lado con una tele más grande o un deportivo más veloz.

Porque el capital se refuerza a diario usando la paz social que mantiene con más policías y carcelerxs para invisibilizar el conflicto, ¡no le demos esa oportunidad!.

Para comprender un poco la vuelta de tuerca que próximamente se le dará a la utilidad del ejército, recomiendo con creces el libro "Ejércitos en las calles: algunas cuestiones en torno al informe Urban Operations in the year 2020 de la OTAN", editado por lxs compañerxs de Bardo Ediciones que podéis descargaros en la propia web de la editorial (aquí) en formato fanzine o libro, o que también podéis comprar al precio de 3 € que irán destinados a luchas sociales, no siendo para las personas presas o las distribuidoras anticomerciales, bibliotecas anarquistas, librerías libertarias y proyectos semejantes que podrán obtener una copia gratuíta contactando con la editorial en el correo Bardo@riseup.net.

Como véis, existen razones más que de sobra para negarnos a seguir alimentando con el fruto de nuestro trabajo (trabajo que debería ser por otro lado una labor colectiva, hecha por todxs y cuyo fruto fuese para todxs y no una rutina esclavista e insatisfactoria basada en la explotación sonriente de muchxs por la avaricia de unxs cuantxs) a este tipo de herramientas genocidas y la objección fiscal es una de las numerosas formas de hacerlo.

La objección fiscal es una campaña antimilitarista que se viene sucediendo todos los años por miles de personas en todo el mundo desde que fue propuesta en el año 1982 y consiste básicamente en que a la hora de elaborar nuestra declaración de la renta, desviamos la parte proporcional correspondiente al gasto militar a otros proyectos transversales con respecto a las luchas antimilitaristas, más solidarios y humanitarios, que trabajan en diferentes ámbitos por la construcción colectiva de un mundo nuevo, más justo y equitativo, donde la autoridad no sea más que el difuso recuerdo de un mal sueño.

En fin, os dejo una web donde podéis encontrar toda la información necesaria al respecto:Aquí.
Este año las inversiones fueron un 5% menor con respecto al pasado año 2010, no obstante, continúa siendo totalmente desorbitado al suponer un 4,8% del presupuesto total del Estado. Además, otros ministerios han visto recortes de un 15,6%. ¡A ver si va a ser que la educación o la calidad de vida son menos importantes para lxs bastardxs que manejan el cotarro que el extremadamente lucrativo negocio de la guerra!.

Porque nos negamos a que un mísero céntimo más vaya destinado a blindar más todavía los intereses de aquellxs que nos explotan hasta la saciedad y que nos apalean, encierran y matan si protestamos. Desde aquí invitaros a todos y a todas a participar en la campaña y a plantar cara a su máquina imperialista de todas las formas posibles y en todos los frentes. Porque desgraciadamente no llega con no financiarlos, el capitalismo está en todas partes, es una relación social con nombre, apellido, dirección y teléfono. Transformemos la indignación en rabia y la rabia en pólvora.

Los bancos apuntan, la OTAN masacra, la prensa lava la sangre y la imagen de lxs asesinxs y tú, con tu pasividad y tu conformismo, lo consientes y eres cómplice del genocidio.

Basta ya de masacres en el nombre de la paz, vuestra paz es nuestra guerra.

Por supuesto, se agradece también toda difusión de la iniciativa.
Muerte a la dictadura de la mercancía.
Extraido: http://vozcomoarma.blogspot.com

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